Otto Riveros, el incinerado que resurgió de sus cenizas

La ironía empleada por la actriz Andrea Doimeadiós, en presencia de algunos miembros de la cúpula «diazcanelista», durante la gala de la inauguración del «Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano», provocó innumerables y variadas reacciones— me incluyo entre los que aprobó, ovacionando de pie, la valentía de la joven actriz—; respuestas variadas que abarcan el amplio espectro existente entre la admiración y la ridiculez.

Incluso, artistas simpatizantes con el incompetente sistema social de la isla, enviaron mensajes de apoyo a la bisoña promesa de las artes escénicas que entre sus afirmaciones aseguró que «yo soy la única actriz joven cubana que quiere estar en Cuba»: «¡Culpable de nada!.. El Arte no es un espejo donde reflejar el mundo, sino un martillo conque golpearlo… ¡Bien por ella!», escribió el trovador Ray Fernández.

Andrea— haciendo uso de una genial simbiosis de humor y sátira— de manera brillante, reflejó en sus palabras la paupérrima— y triste, y pobre, y mísera, y dolorosa, y exigua, y menesterosa, y desamparada…— realidad que enfrenta en su diario quehacer el pueblo cubano.

Otros acólitos del régimen, como ya es costumbre, apuntaron sus dardos hacia lo mejor que saben hacer: degradar, e intentaron denigrar la carrera histriónica de la comedianta.

Fulanos y fulanas, menganos y menganas, zutanos y zutanas, perenganos y perenganas, y, ¡quién lo diría!, un anodino individuo como Otto Rivero Torres, incinerado en el año 2009 por Raúl Castro al ser destituido de sus funciones como vicepresidente del Consejo de Ministros y enviado a peor vida.

A él— me refiero a Otto Rivero— su comandante en jefe, en una de sus reflexiones en el diario oficialista «Granma», lo calificó como un «indigno» al que mucho daño hicieron «las mieles del poder».

¡Dueño de semejante prontuario reaparece en público para hacer trizas a la actriz Andrea Doimeadiós por sus expresiones en la inauguración del evento de cine!

A Otto que durante más de una década lo aupó un bajo perfil.

De hecho, desde el año de su vergonzosa caída nunca obtuve información ni sobre su nuevo destino si sobre las funciones que cumplía en su nuevo destino. Solo imitó la suerte de «Vicky» Velázquez, Nelson Torres, Carlos Aldana y otros tantos tontos utilizables que dejaron de ser útiles y desaparecieron— o los hicieron desaparecer— no sin antes ser borradas sus supuestas excelentes pasadas acciones.

¡Resucitó Otto Riveros convertido en férreo inquisidor! ¡Resurgió de sus cenizas, ¡ay, el ave Fénix!, tras años de ostracismo, quien en el año 2009 fue objeto de incineración política! ¡Apareció el ex vicepresidente del Consejo de Ministros de la República de Cuba con un mensaje anticuado y cargado de odio!

¿Qué escribió el otrora mimado de Fidel Castro?

«Lo sucedido es muy grave!!!. Su Rostro Angelical No la Libera de Su Responsabilidad… No es Ingenuidad,…Es Irrespetuosa, Desafiante y poco Consecuente con los Patriotas y Revolucionarios…En los que incluyo al Talento de su Papá…»

Así inicia Otto «El inquisidor» el ataque contra la joven actriz, muy mal escrito, como pueden palpar, al hacer mal uso de mayúsculas, signos de admiración, puntos y puntos suspensivos; pero vamos a suponer que el exdirigente fue cegado— y segado— por la ira en el momento de cabalgar en defensa de otra batalla de ideas.

¿Lo sucedido es grave? ¿De qué responsabilidad habla el infeliz defenestrado?

Desconozco a qué se refiere. Andrea— una Andrea que no resultó ni irrespetuosa, ni desafiante, ni poco consecuente— desempeñó muy bien su rol de humorista, y todo ser humano, bajo cualquier circunstancia— aun en las más críticas—, está en riesgo de caer víctima del gracejo criollo.

¿Patriotas y revolucionarios?

Confunde los términos como lo ha hecho la cúpula castrista desde el 1 de enero de 1959: patria no es revolución, Otto, y entiende que la nueva generación— esa que nació a finales de los años noventas— tiene muy bien definida la diferencia.

«Hechos como este una Revolución en el Poder no debe Permitirlo…!!!. Si la Dirección del ICAI no se ocupó de Revisar el Guión de la inauguración, que responda por eso…Y que se Actúe Enérgicamente»

Otto, en el pedido de una «actuación enérgica» tras lo sucedido, aporta más sazón a la idiotez: a las faltas anteriormente citadas, se suma el desconocimiento al no saber que el vocablo correctamente escrito es GUION y no GUIÓN y que la entidad que menciona no es el ICAI sino el ICAIC— Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos.

«Por coyuntura No Asistí…Estaba trabajando en el Teatro Nacional de Cuba…Con la Compañía de “Liz Alfonso”…Le Hubiese Respondido en el Acto…Aunque Tuviese que Lamentar las Consecuencias»

¡Se precia de valiente sin serlo!

De estar presente, lo aseguro, Rivero Torres hubiese imitado el silencio de los aludidos haciendo efectivo el refrán de «calladito te ves más bonito» u obligando a rememorar la vieja fábula del pollito, el gato y la vaca.

Iba un pollito por el camino y pasa debajo de una vaca que estaba pastando; justo en ese momento el mamífero defeca y la materia, producto del vaciamiento intestinal, cae encima de la diminuta ave cubriéndola en su totalidad; el pollito comienza a piar con todas sus fuerzas pidiendo ayuda para salir de tan mal oloroso instante y se aparece un gato; el felino escarba en las heces, el pollito aliviado saca la cabeza y cuando el minino lo ve… ¡zam! se lo traga de una.

La historia tiene 3 moralejas:

1-No todo el que te echa MIERDA encima te quiere perjudicar (Otto disfrutó de mucha por mucho tiempo)

2-No todo el que te quita MIERDA de encima te quiere ayudar (A Otto le quitaron todo de un día para otro y lo convirtieron en un cubano de a pie).

3-Todo el que tiene MIERDA encima no debe de gritar para seguir siendo inadvertido (Si Otto le sale al paso a Andrea en la inauguración del festival, la trascendencia de la burla sería gigantesca).

«Fue Oportunista…Y sigan Revisando…Ella No Improvisó…Eso se Gesto y Cocinó con los Organizadores del Festival…Jamás Fidel y Alfredo Guevara hubiesen permitido tal Desastre. Por Lealtad Alfredo jamás le hubiese Fallado al Comandante en Jefe de La Revolución Cubana»

Habla que terceros no le fallaron a Fidel y que Andrea fue oportunista, pero… Otto no tiene moral para referirse en esos términos cuando a él por no cumplir los preceptos revolucionarios fue calificado de «indigno» por su ¿invicto? comandante en jefe.

Otto, ¿Andrea es oportunista?

No logro entender el mensaje de la arcaica diatriba de Rivero Torres.

Ya no son tiempos de consignas sesentonas, ni de exageradas loas hacia falsos ídolos.

¿Querrá Otto Rivero Torres volver a saborear «las mieles del poder»?

Es posible, pero improbable de concretar.

El poder en Cuba está bien repartido y en los que se aferran a esa instancia no existe una mínima intención del multiplicarlo, menos con un despreciable que hace trece años fue expulsado de la primera rosca gubernamental.

Por lo pronto el incinerado, Rivero Torres, continuará pataleando para resurgir de sus cenizas y regresar al circo que lo despreció.

2 comentarios sobre “Otto Riveros, el incinerado que resurgió de sus cenizas

Deja un comentario