“¡Qué gente, caballero, pero qué gente!”

luberta“Sabía que si sobrepasaba los 3 meses, aprobaba el examen, ahora sí, nunca imaginé que iba a estar tanto tiempo al aire, y, como si fuera poco, en la preferencia de los oyentes”.

La frase, citada textualmente, la ha repetido Alberto Damián Luberta Noy, hasta el cansancio, por más de 5 décadas. Sí, porque desde aquel 15 de abril de 1965 en no pocas ocasiones, siempre hasta la saciedad, ha tenido que explicar, escuetamente por su probada escasez de palabras, los malabares que ha tenido que hacer, los obstáculos que ha tenido que vencer, para escribir, inventar, crear, un libreto diario, humorístico por demás, para la oferta que Radio Progreso emite, a las 11.50am y 07.50pm, desde hace 50 años.

En cierta ocasión un compatriota, acá en Asunción, y trágicamente asesinado en Guayaquil, Ecuador, me confesó que no conocía “Alegrías de Sobremesa”, y, mucho menos, tampoco tenía idea de quién es Alberto Luberta.

“¡Estás loco, brother! ¿Tú vives debajo de una piedra o qué? El padre de este ha hecho reír hasta el copón divino!”, fue la respuesta, casi a coro, de los participantes en la plática.

Y tienen razón. No es porque, afortunadamente, sea mi progenitor, pero si un mérito tiene Alberto Luberta es que, quizás no su figura, pero su nombre y apellido paterno no es ajeno para los cubanos. Tampoco, y aclaro, sentencio al amigo guanabacoense por su desconocimiento. Aunque es llamativo, insisto, su desconocimiento, tampoco es condenable.

Hoy, redundo, 15 de abril, “Alegrías de Sobremesa” arriba a su 50 cumpleaños. Hoy, Alberto Luberta, mi padre, ese joven de 83 “septiembres”, festeja bodas de oro, y no precisamente con Caridad, la autora de mis días.

“Ese programa es tu apellido”, sentenció, vía FACEBOOK, Ivette Carnota Costa, una amiga de la infancia, afirmando, además, que sí existen los imprescindibles. Quizás Luberta no lo sea para la radio cubana, pero sí para “Alegrías de Sobremesa”; un día, lejano probablemente, mi viejo dejará de escribir, y la radio cubana continuará su andar, pero, y salta la interrogante, ¿”Alegrías de Sobremesa” sobrevivirá a la ausencia de su basamento intelectual?

Particularmente creo que no: Luberta abandona sus actividades creativas, y “Alegrías” comenzará a ser historia.

De los aniversarios “cerrados” del programa radial que me ha visto crecer, recuerdo desde aquel lejano 1980, 15 años en la ocasión, y los espectáculos en el Teatro Nacional. En 1985, en el estudio #1 de Radio Progreso, mi hermano, con sus 10 años, tuvo la osadía de leer un pequeño escrito por él; yo, con 15 primaveras, no pude hacer lo mismo con el mío: la emoción no me dejó. En 1990, las bodas de plata de “Alegrías” se celebraron en el teatro “Carlos Marx, y aún tengo vívido el recuerdo de Argelio García, “Chaflán”, recibiendo una impresionante ovación de los allí presentes que, sin saberlo, le estaban ofreciendo al gran humorista una sentida despedida, ya que su deceso se produjo apenas 2 años después, el 27 de junio de 1992…

No quiero ser extenso. Solo dar gracias a mi padre por su ejemplo, rozando el sacerdocio, por mantenerse, hercúleamente, durante 50 años en el pináculo de la popularidad radial.

Merece ser distinguido con la orden de “Héroe Nacional del Trabajo”, merece, al menos, 2 premios Guinnes… Quizás no sea, oficialmente, “Héroe Nacional del Trabajo”, es cierto, también, que no le han sido otorgados los reconocimientos Guinnes, pero nadie puede negar que mi viejo es una gente… ¡Qué gente es este Luberta, caballero, pero qué gente!

Gracias, mi viejo. Yo también le agradezco a la vida por haberme dado tanto, y tú eres parte, fundamental e indisoluble, de este tanto.

Un beso, viejuco.

4 comentarios sobre ““¡Qué gente, caballero, pero qué gente!”

  1. A tu admirado y respetado padre se me ocurre que yo le daría otro título, el de amigo nacional…porque un amigo ha de hacerte reir (que es darte felicidad) , y en eso no hay quien le ponga un pie delante al amigo Luberta. ¡Feliz aniversario!

  2. LLEGUE TODO MI MODESTO RECONOCIMIENTO A ALBERTO LUBERTA Y A CUÁNTOS HAN PASADO POR ESE FAMILIAR PROGRAMA. CRECÍ JUNTO A SUS PERSONAJES Y AUN NO IMAGINO CÓMO SE PODRÁ OCUPAR EL ESPACIO QUE DEJA ALEGRÍAS DE SOBREMESA.
    ME GUSTA PENSAR QUE AUN SE PUEDE HACER ALGO, UNA NUEVA TEMPORADA, QUIZÁS CON VARIOS GUIONISTAS, Y QUE OTROS ACTORES SE SUMEN AL ELENCO.
    QUISIERA QUE MI NIETO TAMBIÉN ENVEJECIERA JUNTO A ALEGRÍAS DE SOBREMESA.

  3. Aldísimo;

    Sobre ‘Alegrías de Sobremesa’ y tu padre siempre tengo muchos gratos recuerdos en los que de alguna manera me he visto envuelto. Te comento tres de ellos:

    1.- Otoño del 1991: Al regresar de la escuela en el campo que tuvimos en esos meses, terminamos en tu casa recordando las anécdotas graciosas y las travesuras que pasamos allá y le pedimos a tu papá que escribiera algo sobre eso. Pasado unos días salió al aire un programa en el que Pepesín (Julito Martínez) narraba todo aquello que nosotros contábamos: ¿recuerdas la décima que le dedicaron a la “vaca” Raquelita; la que quería ‘violar’ a Mauricio?

    2.- Verano del 1992: Después de pasarnos las semanas de vacaciones estudiando para los exámenes mundiales de finales de agosto, y una vez transcurridos los mismos; nos decidimos a alquilar un cuartico en la playa para al menos pasar unos días refrescando. Lo organizamos todo en el portal de tu casa (si la memoria no me traiciona estábamos –creo- Abel, Igor, Miguelote Palau, Julián, Mauricio, tú y yo). Allí –chispa’e’tren de por medio-desglosamos todos los detalles relacionados con el lugar, a quiénes se iba a invitar, qué y quién(es) nos íbamos a encargar de los víveres comestibles y “bebestibles”; cómo íbamos a llegar hasta el sitio, etc. Todo este “muñeco” lo armamos con el silencio cómplice y acompañante de Alberto –chispa’e’tren de por medio-. Pues qué grata sorpresa resultó cuando tiempo después salió un programa en el que Melesio llegaba a la casa de Rita a invitar a los inquilinos del edificio a una casa en la playa y la organización que se armó en el sketch fue casi idéntica a la que hicimos nosotros aquel día. Lo único que faltó en el sketch fue…… la chispa’e’tren de por medio; jajaja

    3.- Septiembre del 2001: y no voy a hablar del 11-S, sino del 27-S. Se cumplían los primeros 70 años de Alberto Luberta y la emisora se propuso celebrarlos haciendo dos programas transmitidos en vivo y en directo desde el mismo barrio donde residía la familia Luberta-Martínez. Un día con Laíto y la Sonora (que estaban en el boom con aquello del Idilio) y el otro con, por supuesto, la orquesta Aragón. Los hermanos Luberta-Martínez (Aldo y Albertico) se aventuraron a escribir esos dos guiones ….. y lo lograron. Ocasión única para muchos invitados especiales que se acercaron para transmitir salutaciones y parabienes al homenajeado en la celebración de su onomástico 70 (así lo hubiera dicho Rosillo, en lengua cervantina de altos kilates). Al mar de público que se reunió en aquella cuadra cerrada al tráfico vehicular; le impresiono muchísimo y ovacionó y aplaudió cuando uno de esos invitados especiales, Luis Carbonell, que ya tenía problemas para moverse y lo hacía en silla de ruedas, se paró con muchísimo trabajo, pidió llegar al micrófono para decir que él tenía que ponerse de pie para poder felicitar a Luberta y era una descortesía no hacerlo de esa manera. Acto seguido regaló, sosteniéndose en el bastón, una de aquellas estampas que solo él podía hacer.

    En fin; como Luis Carbonell; me pongo de pie; para – chispa’e’tren de por medio- gritar: ¡Qué gente, caballero, pero qué gente!

  4. Alegrías de Sobremesa o lo que es lo mismo, Alberto Luberta, en mis recuerdos primeros solo era el padre de mi amigo del aula en Domingo Murillo, Ciudad Libertad donde juntos aprendimos a leer y escribir gracias a la magia indescriptible de Felicia. Sin embargo con los años, ese programa para mi es también mi familia, el baño, la hora de almorzar e imaginarme ese edificio y sus apartamentos de vecinos cubanísimos que hasta hoy y por cincuenta años ya son a mi modo de ver, el programa de la familia cubana, porque en cierto modo toda la familia cada tarde o noche reía en torno a él y así otra vez y otra vez… Ese programa me trae de vuelta a mi bisabuela, mis abuelos, mis tíos y mis primos q cada tarde esperábamos la voz de Rosillo anunciando ese momento…y mi colé tulla » ese es el papá de mi amigo Aldo y los nombres de sus hijos todos empiezan con la letra A». Gracias pues a tu viejo q es de todos ya…

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