“Freddy, el inolvidable mayor”

“Luberta, ¿cómo te sientes, mijo? Yo sí me acuerdo de ti, bárbaro. Tengo deseos de verte”, fue su escueto, pero emocionante, mensaje de voz, a través del teléfono celular de Lourdes O’farril, quien por años ejerció, con excelencia, la noble profesión del magisterio, impartiendo idioma ruso.

Freddy Ferrer Hernández (Fotografía tomada el 20 de diciembre de 2020)

Me satisfice en saber que, a pesar de las décadas transcurridas, estoy aún en la memoria de Freddy, otrora mayor de la Fuerzas Armadas Revolucionarias, FAR, y jefe de nuestra compañía en la Escuela Militar Camilo Cienfuegos de Capdevila, entre los años 1984 y 1986.

Desde el inicio mismo se dio a querer con esa rara simbiosis de rectitud y afabilidad que caracteriza a las buenas personas.

Así es Freddy Ferrer Hernández, el inolvidable mayor Freddy.

Ese hombre que, indudablemente, es recordado por miles de alumnos, aspirantes, como nosotros, a oficiales castrenses aunque, como muchos de nosotros, como yo, hayamos torcido el camino, e incluso, hasta perdernos del Morro, parafraseando el “Bolero y Habaneras” de Silvio Rodríguez.

Hurgo en mis reminiscencias mentales y solo hallo un momento en que hizo acuse de su mal carácter. “Firmessssssssssssss… Ya sé que con ustedes no se puede ser bueno”, expresó dolido mientras se paseaba, lentamente, por el habitáculo en que los varones pernoctábamos.

Aunque la “broma” no eras dirigida a él, sino al también mayor Luis Manuel Badel Silva, lo que hicimos, y con razón, hizo que nuestro jefe explotara en ira. Por eso el silencio absoluto ante sus palabras, por eso la pena interior en cada uno de nosotros.

Cuando en 1986, al comenzar el duodécimo grado, supimos que no estaría al frente de la compañía en nuestro último año como “camilitos” entristecimos. Ansiábamos que Freddy nos guiara en la recta final, pero fue imposible. No obstante, siempre fuimos como sus hijos, y así lo hacía saber en cada oportunidad.

“Luberta, me dicen que la química te está llevando recio. ¿Qué pasa, compadre? ¿Tú quieres que te saquen de la escuela? Deja de estar jugando pelota y ponte pá la materia que es más importante”, fue su sabio consejo cuando, al concluir el primer semestre del último año de preuniversitario, mi estancia en la escuela estuvo en dudas ante mi falencia de comprender los intríngulis de rama de la ciencia que con tanta maestría había dado a conocer grandes científicos como, por el ejemplo, Dmitri Ivánovich Mendeléiev.

Mi curso se graduó en 1987 y nunca más, ¡nunca más!, me encontré con el mayor Freddy, pero esa ausencia de puntos de contactos no impidió que lo recuerde con cariño y gratitud.

Supe, supimos, que Freddy no está de bien de salud, aunque por las imágenes que el pasado domingo compartieron en nuestro grupo de WhatsApp, constatamos su indeleble y sempiterna sonrisa, su indemne y campechano sentido del humor.

Espero volver a verle. Darle un abrazo. Rememorar anécdotas, situaciones, a veces no tan jocosas pero, con el paso de crono, cambian de puntos de vista. Anhelo encontrarme con él, con el que me gritaba “¡263, tiene un reporte por moverse en firme!”. Deseo tenerle frente a mí y recordarle que el alumno Aldo Luberta Martínez estuvo, está y estará a sus órdenes.

P.D: Mi vieja también lo recuerda, mi padre nunca lo olvidó. Recuerdo en una de las tantas veces que compartimos le dije: “Oye, si tú te empatas con el mayor Freddy, ‘Alegrías de Sobremesa’ tendría un personaje nuevo”.

Un comentario en ““Freddy, el inolvidable mayor”

  1. Me da alegría verlo y saber de él nuevamente, hace años lo vi para sorpresa mia por temas de trabajo y estaba él de custodio del instituto Finlay de vacunas en el Pedregal, después de ese encuentro no lo había visto más hasta esta imagen que reproduces y me alegra pero coincido contigo que no refleja buen semblante, mucha salud para el y mejor 2021

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